CAMPBELL: EL HÉROE DE LAS MIL CARAS
“EL HÉROE DE LAS MIL CARAS: PSICOANÁLISIS DEL MITO” 1949.
Joseph Campbell. 1904-1987
INTRODUCCIÓN.
Campbell no se queda en la mera explicación de una mitología, sino que trabaja con todas las mitologías y tradiciones que tiene a mano: nórdica, griega, americana, japonesa, india, budista y australiana, así como tradiciones como la hebrea, islámica y también eslavas.
Joseph Campbell plantea el psicoanálisis del mito mediante el análisis de los sueños que hay símbolos en el subconsciente del ser humano basándose especialmente en Karl Jung (arquetipos del subconsciente colectivo perteneciente al acervo cultural de todo hombre).
Campbell va a trabajar con el héroe dictaminando que hay en todas las culturas un “monomito” (historia que se repite, cambiando la máscara del héroe en relación con un camino que es circular).
CAMINO CIRCULAR.
El camino circular significa que el héroe va a pasar por unos ciertos pasos o etapas, y este modelo va a servir al héroe épico (Aquiles, Héctor), así como también a divinidades (Jesucristo). Campbell afirma que el héroe puede tener dos finalidades, que definen a dos tipos de héroes:
- El héroe familiar, que es el que realiza una pequeña acción cuyo resultado es favorecer a un grupo (salvar a la familia), y que se refleja muy bien en los cuentos populares, en los que abunda el arquetipo simbólico del que Jung y Sybille Birkhauser Oeri han estudiado en profundidad.
- Los bienhechores de la humanidad, aquellos héroes cuyos actos benefician a todas las personas (Buda, Jesucristo, Mahoma), pero para ello han tenido que pasar una serie de pruebas para llegar a una revelación cuyas consecuencias nos van a beneficiar a todos y provocando cambios en la historia de la humanidad.
El camino circular del héroe, según Campbell, no se da en todos los héroes, ya que algunos se van a quedar en pasos intermedios. Los pasos o etapas del camino circular del héroe son la partida, la iniciación, llegar a la revelación y el regreso.
LA PARTIDA.
Para que el héroe salga a cumplir su misión tiene que haber una llamada (señales que hacen que el héroe se mueva y se despierte hacia la misión). Campbell determina que la llamada no sucede siempre, y prefiere dar más importancia a la negativa (rechazo) de la misión por parte del héroe, como hace Odiseo en la guerra de Troya, ya que la negativa no deja de ser miedo al futuro. Por eso el héroe es libre hasta ese momento: cuando acepta la misión, entra en una rueda que no se sabe cuando va a parar, ya que ello depende del destino (Dafne y Apolo).
El héroe, para que su epopeya arranque, precisa de ayuda sobrenatural (Espíritu Santo o la Virgen en el cristianismo), que se demuestra claramente en los mitos más antiguos en forma de diosa femenina (mujer araña en tradiciones australianas u orientales) que Campbell denomina la llamada de la Tierra (Gea) que convoca y protege.
LA INMERSIÓN.
Otra fase es la inmersión, o sea, descender para luego ascender. Se suele descender al vientre de la ballena para allí morir y nacer (Jonás, tradiciones australianas o japonesas). En un lenguaje más antropológico el vientre de la ballena, morir para nacer, se equipara al “rito de paso” (dejar de ser lo que era para convertirme en un ser nuevo). Hasta puede que el héroe se cambie de nombre. Uno de los ritos de paso, que era y es muy común, son aquéllos vinculados al paso de la niñez a la madurez. Gracias a ese cambio comienza la iniciación.
LA INICIACIÓN Y LA REVELACIÓN.
La iniciación supone pruebas (trabas) al camino del guerrero que hay que sobrepasar , y también destacan dentro de ellas las pruebas para purificarse (Las siete pruebas de Dante en el purgatorio de la Divina Comedia). Todas las pruebas significan trabas a la inevitable ascensión.
Sin embargo, Campbell destaca una prueba como la más importante de todas ellas: la del encuentro con la diosa. En todas las tradiciones, y como ejemplo el Gilgamés, el héroe se enfrenta a la diosa femenina, a lo maternal (en el seno materno o vientre de la ballena), ya que ésta va a tentar al héroe para que se quede allí, en lo cómodo, y así no alcance ciertos saberes. Por ello el héroe precisa vencer para seguir avanzando. En este pasaje Campbell describe una realidad psicoanalítica evidente: salir de la matriz materna, nacer, es siempre traumático y angustioso, especialmente para el niño, que experimenta una gran crisis al pasar de la noche a la luz. Como culminación de la prueba, el héroe vence a la deidad femenina (Edipo a la Esfinge).
Una vez pasada la inmersión, y ha pasado las pruebas (los símbolos se han revelado), le toca al héroe cargar con dichos símbolos, por lo que se considera iniciado. Como ya pasó con la llamada, en este momento el héroe vuelve a tener otra negación, ya que muchas veces el héroe no encuentra sentido al ir hacia adelante si ya tiene todos los objetivos cumplidos (Buda). Buda conoce la verdad, pero se plantea que como no tiene palabras para manifestar la verdad a los hombres, es mejor quedarse como iniciado quieto meditando debajo del árbol. Para moverlo de allí se va a precisar un mundo imperfecto que solicite su ayuda del héroe para salvarlo. A Jesucristo, según Campbell, le va a pasar algo similar: Cristo tiene la verdad, se sacrifica, desciende durante tres días al infierno (también Isanami en la tradición japonesa) para después traer la luz, la verdad a los hombres. Éste es el punto donde comienza una nueva fase, el regreso.
EL REGRESO
Hay héroes que no han querido volver (Muchucunda en la tradición hindú), pero lo normal es que completen el camino circular con esta etapa (Jesús, Buda, Ulises, Eneas, Viracocha, Isanami, Isanagui). El regreso significa el rescate del mundo exterior.
En muchas tradiciones (nórdica, alemana, japonesa -Amaterasu-) el sol es una divinidad femenina que vuelve tras la noche para dar la luz a los hombres. El héroe tiene, tras su periplo, una reentrada similar en el mundo. Y hay otros casos de regreso o resurrección mucho más infantiles (Caperucita desde el estómago del lobo y Pinocho de dentro de la ballena). Campbell determina que el caso de Materasu y Caperucita son similares, ya que no dejan de ser casos de resurrección de personajes que vienen de la oscuridad, traen la luz, y con ella viene un ser nuevo que es el ser iniciado. Noé y el arca es otro ejemplo claro de ello: su labor la realiza para salvar al mundo.
CONCLUSIONES
Aunque Campbell tomó, como base para este libro el psicoanálisis, pueden tomarse otras interpretaciones, todas ellas muy válidas. Por ejemplo, uno de los autores destacados para entender la visión oriental del mito y del héroe es Ananda Coomaraswamy, gran recuperador de la lectura simbólica en las tradiciones arcaicas, antiguas y míticas de Asia, como también hace Eliade desde un punto de vista occidental.
No cabe duda que las referencias, reflexiones e interpretaciones recopiladas por Campbell han tenido una gran influencia teórica en el cine de superhéroes y muy especialmente en la saga Star Wars. George Lucas siempre ha sido muy honrado al reconocer que “El héroe de mil caras” fue el detonante de su transición del mundo del automóvil (tras un peligroso accidente) al mundo del cine, especialmente en la configuración de un mundo fantástico repleto de héroes que siguen los patrones establecidos por Joseph Campbell (Skywalker, Han Solo, Leia, Darth Vader, Wan Kenobi).
FASES DEL MONOMITO SEGÚN CAMPBELL
FASE 1: LA PARTIDA
A.- LA LLAMADA DE LA AVENTURA.
B.- LA NEGATIVA DEL LLAMADO.
C.- LA AYUDA SOBRENATURAL
D.- EL CRUCE DEL PRIMER UMBRAL.
E.- EL VIENTRE DE LA BALLENA.
FASE 2: INICIACIÓN, PRUEBAS Y VICTORIAS DE LA INICIACIÓN.
A.- EL CAMINO DE LAS PRUEBAS.
B.- EL ENCUENTRO CON LA DIOSA (MAGNA MATER).
C.- LA MUJER COMO TENTACIÓN.
D.- LA RECONCILIACIÓN CON EL PADRE.
E.- APOTEOSIS.
F.- LA GRACIA ÚLTIMA.
FASE 2: INICIACIÓN, PRUEBAS Y VICTORIAS DE LA INICIACIÓN.
A.- NEGATIVA AL REGRESO.
B.- LA HUIDA MÁGICA O LA FUGA DE PROMETEO.
C.- EL RESCATE DEL MUNDO EXTERIOR.
D.- EL CRUCE DEL UMBRAL DEL REGRESO O LA VUELTA A MUNDO NORMAL.
E.- LA POSESIÓN DE LOS DOS MUNDOS.
F.- LIBERTAD PARA VIVIR.
OTROS LIBROS DEL TEMA: “El mito del héroe: morfología y semántica de la figura heroica”. Hugo F. Bauzá. FCE. 1998.